INTRODUCCIÓN
La evaluación por competencias es un método de
reconocimiento del aprendizaje obtenido por el alumno, en el cual no solo se
miden los aspectos tradicionales donde solo era primordial el área
cuantitativa. En la evaluación por competencias es de suma importancia los
aspectos cualitativos, sin dejar de lado lo cuantitativo. Pues un equilibro
entre ambos aspectos nos ofrece una mayor facilidad para descubrir las
fortalezas y debilidades del alumno.
Efectuando un comparativo entre los métodos de evaluación
tradicionalistas, los cuales a pesar de su base débil de acción se siguen
utilizando; y la evaluación por competencias, un método que viene a renovar los
manantiales casi caducos de la educación; obtenemos importantes y contundentes
diferencias.
Estas diferencias enmarcan un camino a seguir muy
distinto por el cual guiarnos hacia un nuevo futuro. Pues de las viejas
prácticas solo se pueden obtener viejas costumbres, incluso en el afán casi demoníaco de inyectar un poco de vitalidad a las antiguas formas de evaluación,
se demuestra que de esto solo se obtiene el más increíble e insensato ridículo.
Pues no es necesario contribuir a que el monstruo siga
con vida, a pesar de que agoniza. ¡No! La verdadera necesidad trascendental
para las nuevas generaciones de hombres que poblaran este planeta es la
siguiente:
¡Degollar a la bestia herida, desangrarla y asesinarla.!
Entonces llegar el tiempo en que un nuevo orden
regirá, las nuevas prácticas sobresaldrá, un nuevo gobierno educativo
establecerá las leyes a seguir en el rumbo del pueblo. Y entonces, la era del
Draco se esfumara, y se dará paso a la era de oro para la educación.
Esa era que anuncia la disolución de las viejas
prácticas, en donde el alumno será participe en las decisiones escolares, donde
el evaluador será evaluado, donde lo más importante no sean los números sino
las cualidades. Esa era, es la era de las competencias educativas, nosotros
estamos construyendo el camino, contribuyendo con cada piedra, con cada paso
aplanamos el suelo, para suavizar la pisada de las nuevas generaciones. Es
cuestión de presionar, y presionar, y el futuro llegara.
DESARROLLO
Hablaremos de las fortalezas y debilidades resultantes
de un breve análisis entre la evaluación de competencias y la evaluación
tradicional. Esto con el único fin de dar un apoyo visual al lector para que
pueda elegir con una base más sólida, la forma evaluativa que más sea de su
conveniencia y agrado. Enfrentando estos dos tipos de evaluaciones, podemos
obtener los siguientes puntos de contraste:
La evaluación por competencia es un proceso dinámico y
abarca distintos campos de acción para llevarse a cabo. Estos significa que no
solo se ocupa del campo de las cantidades para establecer una calificación al
alumno como se hace en la evaluación tradicional, más bien actúa dentro de una
totalidad de las cosas, es decir, se toman en cuenta tanto actitudes,
aptitudes, evidencias, etc. Todo esto con el fin de que la evaluación no sea un
proceso de ligereza, sino más bien una ejecución maestra por la cual se obtenga
el resultado deseado, la formación de una competencia.
En la evaluación tradicional, lo único importante es
el resultado; pues se cree que dependiendo de la calificación obtenida, el
éxito será mayor o menor. Si el alumno obtiene un 10 (sea cual sea la manera en
que esta calificación fue adquirida) se asimilara que es poseedor de una
inteligencia superior. En su forma contraria, quien logra una calificación de
6, será tomado como un ser ignorante. En cuanto a la evaluación de competencias
el resultado no es la única característica importante y digna de ser observada,
en esta evaluación todo el proceso que conlleva a un resultado es tomado en
cuenta y analizado con toda la paciencia, entereza y constancia que esta
precise. Pues una competencia está formada desde el más pequeño punto del
proceso, hasta el final, que es la competencia adquirida.
En la evaluación de competencias, el alumno tiene la
oportunidad de participar en la elaboración de las formas de evaluación durante
el proceso de enseñanza. Esto permite que el alumno se vaya compenetrando cada
vez más en el proceso, lo haga suyo y se sienta comprometido con él. Esto es un
sueño lejano para la educación tradicional en cuento a su evaluación, pues en
esta el amo y señor es y será siempre el maestro, el cual no da la mínima
oportunidad de interferencia en sus actividades por parte del alumno. Creando
con esto un sentimiento de menosprecio hacia los seres a quienes dirige la
enseñanza.
La evaluación de competencias brinda al estudiante la
orientación para la reflexión, con el fin de que pueda formarse un juicio de lo
que aconteció mientras se veía sometido a la evaluación. Así podrá por sí mismo
detectar cuáles son las áreas en las que necesita mejorar, como también las
fortalezas que le fueron creadas o detectadas durante el proceso. En especial
esta característica de la evaluación de las competencias es de amplia
importancia, pues al forjarse el estudiante su propio juicio de las cosas,
lograr comprender con mayor profundidad sus pros y contras. Esta situación no
ocurre con el método tradicional, ya que ahí la mente del alumno se ve invadida
por el juicio del profesor. El profesor etiqueta a quien es bueno y malo.
La evaluación de competencias plantea un cambio
institucional, ya que no solamente se evalúa el alumno, así mismo y por el
maestro, sino que también el maestro se autoevalúa y es evaluado por los
alumnos. Sin embargo no todo queda ahí, el proceso de evaluación se propaga
cual virus por todas las cavidades de la institución, creando con esto un lugar
donde se promueva la evaluación en todos los sentidos. Esto es un cambio
sumamente trascendental, pues abarca un proceso que es cuidado desde sus
raíces, hasta la última punta de sus hojas.
Este proceso no es seguido en la evaluación tradicional,
donde la evaluación para el maestro es impensable, mucho menos una
autoevaluación, y el rayo de Thor caería sobre nosotros, si alguna vez en estas
instituciones tradicionalistas se buscó la evaluación generalizada de todo el
plantel, en busca de la trascendencia.
CONCLUSIÓN
La vida está llena de múltiples obstáculos, los cuales
impiden con todas sus fuerzas el desarrollo total del ser humano. Un desarrollo
que va más allá del cuerpo, y que incluye a mente, un desarrollo que abarque
todos los estadios del hombre.
Sin embargo, como los descendientes de razas
conquistadoras que somos, sabemos que todo obstáculo tiene una parte débil que
puede ser sometida a nuestra voluntad. El ser humano busca, y siempre
encuentra. Existe una salida triunfal para cada obstáculo que se nos presenta.
La evaluación fue vista en cierto periodo prehistórico
del tiempo educativo, como una muralla infranqueable, donde solo a base de
sufrimiento horrendo pudiesen por lo menos transitar aunque penando, no herido
de muerte. La evaluación era el verdugo que decapitaba al estudiante sin
piedad.
Ahora, la evaluación por competencias nos plantea un
nuevo estilo de vida, un orden superior para la educación, donde el verdugo se
convierte en redentor y el torturado en prestidigitador de las artes
educativas. Entonces obtenemos una alquimia perfecta, en la cual todos los
factores se conjugan y proyectan a la sociedad un cumulo de enseñanzas que
jamás desaparecerán del estudiante, después convertido en ciudadano del mundo.
Estamos en un mundo que avanza y no se detiene, es
nuestro deber caminar, trotar y correr siempre a su nivel, pues el decaer nos
llevara a la perdición. El mundo está cambiando, cambiemos con él.
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